Bien dicen que los aficionados y los fans son quienes se encargan de aumentar la popularidad y las ventas de los equipos deportivos, grupos musicales.
En los últimos años este sector se ha vuelto determinante en la actitud de un equipo (por hablar de un caso en específico). Así también es un asunto de suma importancia que algunos clubes no han sabido manejar y se pasa de la porra a la violencia y el vandalismo, como es el caso de un aficionado del Boca Juniors que falleció en Lanús, Argentina, al ser baleado en el tren en el que iba de regreso a su casa, luego de estar en los festejos por el 'Día Internacional del Hincha', que terminaron en disturbios.
Este es uno de los casos más recientes, pero de sobra se han conocido casos extremos en los que la afición es rebasada por la pasión y eso nos lleva a experimentar reacciones extremas. Como el caso del jugador colombiano asesinado por fallar un penalti en una Copa del Mundo.
También, las porras se han vuelto un factor de vandalismo, por ejemplo las del América y Pumas,que hacen su voluntad en las calles y se adueñan de medios de transporte como si su condición de barra de apoyo les diera autoridad para ello.
Hace quince días, mientras se disputaban las semifinales del torneo mexicano, viajé en Metro y me causó conflicto darme cuenta que la Policía escoltaba a una porra de Cruz Azul, entiendo que por ser un medio de transporte público deben cuidar el orden, pero lo que me causó más conflicto fue el hecho de que se de prioridad a este sector mientras mujeres y niños sufren la incapacidad de las autoridades por brindarles un mejor espacio para que pueda viajar y los trenes se llenan cual si fueran una caja en la que se hechan papas.
Hablar de las barras no es necesariamente tomar partido y criticar si el equipo nos cae mal, pero en la mayoría de los casos es evidente que el fanatismo nos impide ver que el objetivo del futbol es elevar los valores humanos como se supone que todos los deportes lo hacen.
En los últimos años este sector se ha vuelto determinante en la actitud de un equipo (por hablar de un caso en específico). Así también es un asunto de suma importancia que algunos clubes no han sabido manejar y se pasa de la porra a la violencia y el vandalismo, como es el caso de un aficionado del Boca Juniors que falleció en Lanús, Argentina, al ser baleado en el tren en el que iba de regreso a su casa, luego de estar en los festejos por el 'Día Internacional del Hincha', que terminaron en disturbios.
Este es uno de los casos más recientes, pero de sobra se han conocido casos extremos en los que la afición es rebasada por la pasión y eso nos lleva a experimentar reacciones extremas. Como el caso del jugador colombiano asesinado por fallar un penalti en una Copa del Mundo.
También, las porras se han vuelto un factor de vandalismo, por ejemplo las del América y Pumas,que hacen su voluntad en las calles y se adueñan de medios de transporte como si su condición de barra de apoyo les diera autoridad para ello.
Hace quince días, mientras se disputaban las semifinales del torneo mexicano, viajé en Metro y me causó conflicto darme cuenta que la Policía escoltaba a una porra de Cruz Azul, entiendo que por ser un medio de transporte público deben cuidar el orden, pero lo que me causó más conflicto fue el hecho de que se de prioridad a este sector mientras mujeres y niños sufren la incapacidad de las autoridades por brindarles un mejor espacio para que pueda viajar y los trenes se llenan cual si fueran una caja en la que se hechan papas.
Hablar de las barras no es necesariamente tomar partido y criticar si el equipo nos cae mal, pero en la mayoría de los casos es evidente que el fanatismo nos impide ver que el objetivo del futbol es elevar los valores humanos como se supone que todos los deportes lo hacen.
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